Lo castigas pero no lo educas.

«Por un cachete no le va a pasar nada», «un buen bofetón a tiempo le quita todas las tonterías», «a mi me dieron algún cachete que otro y no me he traumatizado», …

Éstas son algunas de las frases típicas que podemos escuchar para justificar el uso de la ‘violencia’ como herramienta para educar a nuestros hijos.

Para mi, como madre y profesional, esta posibilidad no existe. Y es que si quieres educar a tu hijo, ésta no es la opción más adecuada, ya que lo castigas, lo dañas, humillas, pero no lo educas.

Entre adultos sería impensable que nos pegáramos los unos a los otros por llegar tarde, por una mala contestación o por el motivo que sea.

Si no toleramos la violencia entre adultos, ¿por qué si se acepta y justifica hacia los menores?

Si no permitimos que un maestro ‘le de una colleja’ a un alumno, ¿por qué los padres si se sienten autorizados para hacerlo? Si, son tus hijos, pero pegar a los hijos tan solo responde, sin duda, a una falta de recursos o habilidades parentales por parte de los progenitores, a carencias en su capacidad de regulación emocional.

Regularnos emocionalmente requiere un trabajo personal, que en la mayoría de ocasiones precisará de acompañamiento profesional, de psicoterapia. Esto, junto al aprendizaje de herramientas para establecer pautas educativas, para instaurar límites y consecuencias, permitirá y facilitará un ejercicio de la paternidad/maternidad más satisfactorio y respetuoso para ambas partes.

Por ello, si eres padre o madre, si a veces te sientes sobrepasad@, desbordad@, y sin los recursos para afrontar los distintos desafíos que te plantea tu hijo, no dudes en buscar apoyo profesional y entrenarte como padre/madre.

A mi me encantaría ayudarte y trabajar contigo, ¿y a ti?.